jueves, 22 de octubre de 2009

Sexualidad en adolescentes autistas

En el adolescente autista la masturbación se empieza a dar en la pubertad, y el desarrollo de la sexualidad se da paralelo a la edad biológica, aunque bien es cierto, que a partir de la adolescencia, cuando tienen que empezar las conductas interpersonales (necesidad de compartir mi sexualidad con otro), es decir, de un yo a un tú, aquí empiezan a notarse más las diferencias.

La masturbación  que se presenta en los adolescentes autistas en sí no es un problema a de solucionar más sí las situaciones en las que la masturbación es un problema: como masturbación en público autolesiones y demás conductas que puedan dañar la ética de los que le rodean o físicamente se pueda ver dañado quién realiza la práctica o por su elevada frecuencia o por los instrumentos que utilice o por la técnica inadecuada que no le lleve al orgasmo y aumente su ansiedad. Respecto a cuando comenzar a corregir estos problemas, siempre y cuando exista uno de los problemas mencionados anteriormente y no por el hecho de que exista una conducta masturbatoria en sí.


¿Como debemos actuar ante casos de chicos que llegan a convertir la masturbación en una obsesión, siendo su actividad constante, buscando cualquier situación u objeto para satisfacer?


En primer lugar habría que hacer un estudio de la conducta, es decir, tener en cuenta cuando se da, con que frecuencia se da y en que situaciones concretas. Puede que estas se deban a una situación continua estresante para el sujeto aparecen numerosos estudios en el que la conducta masturbatoria obsesiva es consecuencia de un malestar excesivo y se lleva a cabo para relajarse y explotar la situación en la que este se haya, es decir bajar la ansiedad. Si este es el caso, la solución es relativa fácil, pues entre otras cosas lo que habría que hacer es evitar los estímulos (estímulos que se observan tras el análisis) que provocan esta conducta obsesiva, en paralelo ha esto se deben de reforzar conductas alternativas que liberen al sujeto de esta ansiedad: como la realización de un tipo de actividad que le guste y que topológicamente sea incompatible con la masturbación: Por ejemplo si le gusta leer, se le enseña a que en el momento que se intuye que va a comenzar la conducta masturbatoria sujete el libro, por otra parte se le debe enseñar a pedir, si no lo hace, o que lo haga por si mismo, sin tener que pedirlo, que quiere ir a un lugar privado, el baño, por ejemplo, para masturbarse. También, sería interesante, que mediante la utilización de imágenes, se le enseñe a mostrar su situación emocional, y de esta manera siendo conocedor de su estado de ansiedad previo, ayudarle a relajarse, a realizar actividades alternativas con la masturbación, u otro tipo de actividades que liberen energía o alejen al sujeto de los estímulos productores de ansiedad.


En muchas ocasiones nos encontramos con autistas altamente agresivos, otros apáticos y totalmente retraídos, no quiere decir que siempre estas conductas se expliquen desde la sexualidad, pero si es importante tener en cuenta que es uno de los factores etiológicos más importantes, y que a su vez tiene una gran influencia sobre la autoestima y las emociones de las personas





En esta dirección podemos señalar que la incapacidad que posee el niño autista para identificar y desarrrollar los patrones de conducta social adecuados a una situación, es la causa de que éstos realicen conductas masturbatorias en público sin ningún tipo de pudor .


La masturbación para el autista, es el único medio natural de dar una respuesta correcta a su sexualidad .En la gran mayoría de casos no aparece la función simbólica (capacidad de representar mentalmente los objetos) o si lo hace es muy limitada, por lo que no aparece el lenguaje y si aparece, éste es rígido y estereotipado, no existe un interés por mantener un contacto con otras personas, y si existe es meramente materialista y pragmático, es decir con la única intención de obtener algo deseado, la relación interpersonal, con una incapacidad total o muy parcializada de comunicarse con los otros, por lo que son incapaces de mantener relaciones íntimas con cualquier otra persona de forma natural, dato a tener en cuenta y que les diferencia notablemente de otros colectivos como el retraso mental, que a pesar de sus circunstancias cognitivas el 59% de los adultos querían casarse y el 29% (según los datos aportados en la reciente investigación del Dr. Demetrous Haracopos) habían mantenido relaciones íntimas, mientras que en los estudios autistas pueden alcanzar el porcentage del 1%, teniendo en cuenta que la totalidad de los casos registrados como relaciones son resultado de abusos sexuales.


Y no es que el autista no desee tener novia o mantener relaciones sexuales, sino que la falta de comprensión de las normas y reglas sociales, su incapacidad para comunicarse, la falta de empatía y el desconocimiento en cierta medida de sus propios impulsos y sentimientos, llevan al adolescente autista a un fracaso rotundo ante el intento de establecer una amistad o una relación amorosa, obteniendo como resultado el rechazo continuo ante el intento de desarrollar su sexualidad. Pudiéndoles llevar, esta negación reiterada, a un sentimiento de frustración, con conductas agresivas o automutilantes como consecuencia, o a conductas totalmente antagónicas como el aislamiento en sí mismo o a la renuncia total a la sexualidad, todo ello, sea cual fuere el comportamiento resultante del fracaso sexual, va a ir acompañado de un alto grado de ansiedad.
 


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