viernes, 23 de octubre de 2009

COMO INFLUYE LA SOCIEDAD EN EL DESARROLLO DE LA INSEGURIDAD DE LOS PADRES DE HIJOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL

Socialmente existe una falta de respeto generalizado por todo aquello que no sea "estandard", que no se ajuste a reglas y normas que en muchos casos marca la moda. La gente juzga muy alegremente a los padres y tan sólo con algunos datos que incluso pueden resultar irrelevantes. Esto hace que los padres de niños con discapacidad intelectual se sientan observados e incomprendidos y por lo tanto inseguros, sobre todo si sus actos se apoyan exclusivamente en su amor y en su sentido común, ambos necesarios pero faltos de la seguridad que proporciona la formación .

El aislamiento y la soledad contribuyen a esa inseguridad. Crear alrededor un círculo de apoyo con el que se compartan responsabilidades es importante para tener confianza en nosotros mismos. Aunque las decisiones finales respecto al tratamiento que vamos a proporcionar a nuestro hijo y en cuanto al método educativo por el que optemos sean competencia exclusiva de los padres, rodearse de un grupo de asesoramiento o de intercambio de experiencias es algo muy positivo.


Las CRÍTICAS destructivas, tan habituales en las relaciones sociales, contribuyen a esta inseguridad. Es preciso que las críticas se hagan con respeto y sean constructivas ya que las destructivas no sirven para nada. Al hablar de críticas constructivas se refiere a que deban ser sólo sobre aspectos buenos sino a que cuando son sobre aspectos malos no tienen que sonar a reproche sino a invitación a la reflexión. Además deben ofrecer alternativas y estar justificadas tanto en lo que critican como en lo que proponen. Por ejemplo decir "Un palmazo bien dado y ya verías como no vuelve a hacerlo" es una crítica a la actuación de los padres a la que le falta justificación en ambos extremos ya que no explica por qué considera que la intervención del padre o de la madre no es apropiada y tampoco aclara por qué cree que un palmazo es la solución.


Se habla mucho de la colaboración entre padres y profesionales, pero este tema sólo es tratado desde un punto de vista abstracto. Incluso a veces se da información contradictoria al hablar de la importancia del trabajo en equipo y al mismo tiempo decir que los padres pierden objetividad debido a su implicación emocional. No se prepara al profesional para comprender a los padres. No se le enseñan las pautas que debe seguir para dotarle de confianza, para reducir sus niveles de angustia y ansiedad. De esta forma, el profesional se siente preparado para trabajar con el niño, pero no para hacer un frente común con los padres. Solo cuentan con su personalidad y su sentido común para realizar esta tarea. La falta de estrategias específicas para solucionar esta función les genera estrés y reaccionan de formas muy distintas : desde los profesionales que tienen habilidades propias para manejar la situación y que lo hacen correctamente, hasta personas que se elevan y aíslan de los padres ofreciendo atención exclusivamente a los niños. La solución debería de pasar por incluir en los planes de estudio una asignatura para capacitar al profesional en este terreno.


Pero no todo es negativo. Los grupos de ayuda, las asociaciones de padres, los profesionales preparados, son elementos imprescindibles en la superación de la inseguridad.

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