sábado, 28 de noviembre de 2009

Integración a la escuela regular

Esta opción se aplica en escuelas públicas y privadas. La idea es que nuestro hijo sea un alumno más en el salón y conviva en las actividades académicas y de recreo con compañeros sin discapacidad.



Los maestros más sensibilizados y preparados adaptarán el plan de trabajo de nuestro hijo en sus objetivos y contenidos, de manera que pueda aprovechar mejor el tiempo en la escuela.


Cabe señalar que cuando nuestro hijo es muy pequeño, generalmente compartirá el salón con niños de su misma edad. Más adelante —debido a su discapacidad intelectual— probablemente se desfase. Es importante señalar que este atraso nunca debe ser mayor a dos años ya que nuestros hijos reciben el mayor beneficio cuando conviven con sus pares de la misma edad. Si se relacionan con niños mucho más pequeños, su aprendizaje se verá limitado y hasta notaremos regresiones.



Si optan por la integración a un grupo regular se recomienda que fomenten el trabajo en equipo, es decir: la maestra, la terapeuta, nosotros y el niño debemos sincronizar nuestras metas y las estrategias para alcanzarlas. Sin el trabajo en equipo es muy difícil que el niño logre aprovechar al máximo su estancia en la escuela.



Si deciden integrar a su hijo al grupo regular de la escuela, tienen que considerar el tipo de apoyo extra-escolar que va a requerir, por las tardes, para reforzar lo aprendido en la escuela e introducir conceptos nuevos. Cada niño es distinto y requerirá apoyos diferentes que pueden incluir: atención psico-lógica, pedagógica y terapia física, de lenguaje y ocupacional, entre otras.


Procuren que su hijo tenga amigos —dentro o fuera de la escuela— que compartan sus mismos retos. Lo mismo en el salón de clase que en la vida cotidiana, todos aprendemos de los iguales las distintas maneras como puede abordarse un mismo problema. Ver a otro enfrentar un reto desde la misma frontera, bajo las mismas circunstancias, es un aprendizaje muy formativo pues descubrimos que no hay sólo una manera de hacer las cosas.


Los niños con discapacidad deben compartir su vida con chicos con y sin necesidades especiales. Su experiencia de vida será mucho más rica y sus oportunidades para hacer amigos con quienes compartir sus horas de ocio serán mayores.

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