jueves, 21 de octubre de 2010

Cuento de las dos vasijas valorando las diferencias

“Sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero”

Jorge Bucay



Nuestra sociedad es extremadamente cruel con las diferencias y exige un ideal estético y existencial inalcanzable para la mayoría, simplista, excluyente, equivocado y cruel, como vimos en el cínico chiste de “¿Se nos acaban las pilas?”.
Todos tenemos un lugar en el mundo y una misión de vida, aunque nos cueste verla y entenderla
Este cuento anónimo hindú es la mayor lección que podemos aprender y nos deja una gran moraleja que es necesario aplicar a nivel colectivo:

Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros. Una tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que al final del camino sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era perfecta y mantenía intacto su contenido. Esto sucedía diariamente.



La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros pues se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al aguador:



Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.



El aguador le contestó: “Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”



Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.



El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días las has regado y durante dos años yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.



MORALEJA:



La uniformidad de la población es un absurdo




Los discapacitados, y muchos capacitados, se perciben como vasijas estropeadas en una sociedad que valora el éxito material dentro de pautas muy marcadas

Definitivamente, los sinvergüenzas de Wall Street no son los únicos que han perdido el norte y estamos ante una crisis de conciencia general en la que todos tenemos que hacer nuestro propio examen de valores interior.

La Vida es mucho más de lo que nos han contado.


Los que, aparentemente, no tenemos grietas por fuera podemos tomar buena nota de todos ellos.

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